Bienvenido a La Manga

La Manga del Mar Menor (Murcia, España) es un lugar único. Es una lengua de tierra de 24km de largo que se ha formado por las dunas de arena del mar Mediterráneo. Fueron las corrientes marinas que acumularon aquí la arena, al principio era solo islas separadas entre ellas que al final se convirtió en una única lengua de dunas. Al oeste de esta lengua queda Mar Menor. Sus especialidades ecológicas y naturales hacen del Mar Menor un paraje natural único y el lago de agua salada más grande de Europa. Esto lo hace un lugar perfecto para todo tipo de deportes náuticos, con una profundidad de máximo 7mts y una superficie de 170Km2 y playas en alrededor de toda la laguna.

En La Manga hay un clima extraordinario. En verano nos refresca las brisas que se producen al encontrarnos entre dos mares, y en invierno se nos calientan los mismos y es raro que la temperatura desciende por debajo de los 15 grados. Muchos días entre Noviembre y Marzo podemos tener un sol radiante y hasta 20 grados en la sombra. La zona es famosa por sus 320 días de sol al año, lo que le hace el rincón más soleado de España.

Historia

UN MAR CON MUCHA HISTORIA

La Manga se formó por acumulación de arenas transportadas por las corrientes marinas. Los sedimentos afloraron a la superficie al chocar con formaciones volcánicas y originaron lo que hoy conocemos como Mar Menor. Aunque La Manga adquirió su actual morfología en el siglo XVII, los primeros asentamientos humanos nos remiten al Neolítico.

Hace unos 5.000 años, se levantó un poblado en Las Amoladeras, a la entrada de La Manga. El asentamiento estaba formado por un grupo de cabañas circulares, construidas con ramas y barro. El poblado no contaba con ningún tipo de fortificación y sus habitantes vivían de la pesca y la recolección de marisco. El entorno estaba formado por grandes extensiones de bosques que llegaban hasta la orilla del mar. La riqueza de la Sierra Minera y las condiciones excepcionales del Mar Menor atrajeron nuevos pobladores. Iberos, cartagineses y romanos explotaron las minas de plata y desarrollaron industrias pesqueras muy apreciadas en la Antigüedad. En tiempos pre-históricos La Manga fue utilizada como factoría pesquera, como lo demuestran los restos de piletas hallados en El Estacio. En los fondos submarinos de La Manga se han encontrado numerosos restos de barcos fenicios, griegos y romanos, que transportaban lingotes de plata, plomo y ánforas con todo tipo de mercancías. La llegada de los árabes supuso la creación de las Encañizadas, método de pesca que aún se utiliza. Por medio de estacas y cañizo, se realizaba la pesca del mújol y de otras especies típicas del Mar Menor. Tras la expulsión de los moriscos, La Manga recibió el asedio de barcos magrebíes que asolaron la costa. Para defenderse de los ataques, el emperador Carlos y su hijo Felipe II mandaron construir tres torres de ahumada en La Manga y una más en Cabo de Palos. Las grandes extensiones de bosques con árboles como pinos, encinas, robles y tejos fueron diezmados progresivamente desde la Edad Media. En el siglo XVIII se acentuó la explotación de leña y matorral en La Manga, aumentando la deforestación por la acción del viento.

En 1.862 se construyen los faros del Estacio e Islas Hormigas y tres años más tarde el Faro de Cabo Palos. La existencia de numerosos bajos submarinos provocó durante siglos grandes catátrofes marítimas en la zona. El naufragio del Sirio, en 1.906, que costó la vida a más de trescientas personas, es uno de los más recordados. A mediados del siglo XVIII, coincidiendo con el proceso desamortizador, el apellido Maestre se vincula con La Manga. En pública subasta, la familia adquiere la zona norte. A principios de 1960, Tomás Maestre compra a Francisco Celdrán el resto, e inicia un plan de urbanización apoyado por el Ministerio de Educación y Turismo. En plena etapa desarrollista, La Manga fue impulsada por la Ley de Centros de Interés Turístico de 1963. Un año más tarde, se construye el primer edificio en la entrada de La Manga, la Torre Negra. Poco después se inauguran los dos primeros hoteles, Entremares y Galúa. Desde entonces La Manga ha crecido hasta convertirse en uno de los lugares turísticos más importantes de Europa.